27/1/07

REGULACIÓN LEGAL

Apenas si existen referencias conceptuales sobre los accidentes de tráfico en la legislación española. No existe una definición legal de accidente de tráfico. Las referencias legales a lo que podamos entender por accidente de tráfico se recogen de forma tangencial y con carácter finalista en el CÓDIGO DE COMERCIO, donde se establece que un SINIESTRO es un evento que pone en funcionamiento la obligación del asegurador.


Por su parte el CÓDIGO CIVIL (Art. 193 y siguientes) recoge una definición de siniestro como aquel acontecimiento desgraciado e imprevisible que ha ocasionado o ha podido producir la muerte de una persona.

La definición más certera y mas cercana a nuestros fines es la establecida en la Orden de la Presidencia del Gobierno de 13 de marzo de 1.981, reformada por Orden del Ministerio de Relaciones con las Cortes y de la Secretaria del Gobierno, de 18 de febrero de 1.993, sobre Estadística de accidentes de tráfico, en la que se establece que estamos ante un accidente de tráfico si se dan las siguientes circunstancias:

Que se produzca en una vía abierta a la circulación publica o tengan en ella su origen. Es irrelevante la titularidad de la vía, pública o privada. El requisito es que la vía, aunque sea privada, esté abierta a la circulación pública de vehículos.
(EJEMPLO: Seria accidente de tráfico la salida de la calzada del vehículo y su entrada en una vivienda o en una finca colindante)

Que a causa del accidente, una o varias personas resulten muertas o heridas o se produzcan daños materiales.

Que al menos un vehículo en movimiento esté implicado.

UN VEHÍCULO ESTÁ IMPLICADO SI SE DAN ALGUNA O ALGUNAS DE LAS SIGUIENTES CIRCUNSTANCIAS:
1.- Que entre en colisión con otro u otros vehículos, estén en movimiento, parados o estacionados; con peatones; con animales o con obstáculos.
2.- Que sin entrar en colisión, las personas muertas o heridas sean el conductor y/o los pasajeros del vehículo, o se hayan producido daños materiales.
3.- Que el comportamiento del conductor o de los pasajeros del vehículo se considere como uno de los elementos que han provocado el accidente.
(NOTA: Este es el caso que más dudas podrían plantear: el conductor de un vehículo que realiza una maniobra antirreglamentaria y provoca un accidente de tráfico, o cuando un vehículo pierde aceite y provoca el accidente de un tercero, o el caso de que algún pasajero del vehículo arroje algún objeto a la vía y se produzca un accidente por su causa. En estos casos, estos vehículos estarían o serían implicados del accidente de tráfico.)
4.- Que las condiciones atmosféricas o el estado de la carretera hayan hecho perder al conductor el dominio de su vehículo y que tal pérdida haya sido considerada como uno de los elementos que han dado lugar al accidente.
5.- Que el estado del vehículo sea estimado como una de las causas que han producido el accidente.
6.- Que el vehículo este parado, pero colocado de forma peligrosa y que su estacionamiento sea considerado uno de los elementos causantes del accidente.
7.- Que el conductor o uno de los pasajeros haya sido arrollado por otro en el momento en que subía o descendía de aquél.
(NOTA: Este es el caso de los accidentes producidos, por ejemplo, junto a las paradas de autobuses, cuando uno de los pasajeros al apearse es atropellado por un tercero. En estos casos ambos vehículos están implicados en el accidente y puede darse el caso de que el responsable del accidente sea el conductor del vehículo del que proviene el peatón. En el supuesto de que el peatón se haya alejado del vehículo del que procedía, éste no será considerado como implicado en el accidente).

CONCEPTO DE ACCIDENTE

Un accidente es un suceso o acontecimiento anormal, casual y eventual, no querido, que se presenta de forma brusca, violenta e inesperada y que provoca una alteración del orden normal y regular de las cosas, ocasionando la muerte o lesiones en las personas y/o daños en las cosas. Los accidentes no son debidos al destino o a la fatalidad, sino que tienen causas naturales y explicables sobre las que es posible actuar para evitarlos, o al menos, para reducir su número o para mitigar sus consecuencias. Es necesario incidir en la diferencia con aquellos actos que se realizan de forma voluntaria. La voluntariedad o, mas exactamente, su falta es la nota que diferencia al accidente frente a otros actos realizados por el hombre.



Si este concepto lo aplicamos a la circulación de vehículos, accidente de tráfico será cualquier circunstancia, suceso o acontecimiento que modifica la forma natural de la circulación de uno o más vehículos y que sobreviene en las vías de circulación con ocasión del tránsito de vehículos.

No obstante es necesario especificar aún mas este concepto para diferenciarlo también de una simple avería, que serian las anomalías mecánicas que puede sufrir un vehículo, comprendiendo todas las diversas posibilidades de fallos del motor, de elementos móviles o fijos, etc. El vehículo quedaría en posición normal sobre la vía, sin que se produzcan daños a terceros. Cuando una avería o fallo mecánico origina un accidente de tráfico, la avería pasa a convertirse en causa dejando de ser un efecto.

Accidente, por tanto, sería cualquier acontecimiento casual o eventual, tanto de origen mecánico, ambiental, físico o humano, no intencionado, que se produce como consecuencia o con ocasión del tráfico de vehículos, en el que interviene alguna unidad de tráfico y en el que el vehículo o los vehículos quedan de manera anormal dentro o fuera de la calzada, y en el que, además, se produce la muerte o lesiones en las personas o daños en las cosas.

Así, por ejemplo, si una tercera persona manipula los frenos de un vehículo con la intención de provocar un daño, y a consecuencia de esa manipulación se produce efectivamente ese daño, no estaremos ante un accidente de tráfico. Tampoco nos encontraríamos ante un accidente de tráfico cuando la colisión de los vehículos se produce en una vía no abierta a la circulación, sea esa vía pública o privada. Tampoco podríamos considerar accidente de tráfico el incendio de un vehículo en tanto que dicho incendio no haya sido provocado por el movimiento anómalo o colisión de dicho vehículo. En este caso el incendio pasaría a convertirse en un efecto del accidente o incluso en su causa, pero el incendio en sí no es un accidente de tráfico. Finalmente, tampoco seria accidente de tráfico la caída de un peatón sobre la calzada por resbalar o por meter un pié en un agujero sufriendo lesiones. En estos casos se trataría de un mero accidente que requerirá la intervención de la Policía, o bien una reclamación judicial del presunto perjudicado o bien una reclamación por responsabilidad patrimonial de la administración competente en el mantenimiento y conservación de la vía en la que se produzca el accidente. En cambio, sí sería accidente de tráfico cuando un vehículo estacionado, por no estar debidamente activados los órganos de inmovilización y estacionamiento, se desplaza en una pendiente y causa lesiones o daños. Es decir, es irrelevante que el vehículo no esté gobernado en el momento de producirse el accidente.

El vehículo ha de quedar de manera anormal dentro o fuera de la vía de circulación, por lo que la anormalidad puramente transitoria podría ser infracción a las normas de circulación o delito por constitución de un peligro para la seguridad vial pero no podría hablarse de un accidente.

26/1/07

INTRODUCCIÓN

Aunque las estadísticas de algunas regiones del mundo no son suficientemente fiables, parece que a mediados de la década de los ochenta se había superado el medio millón de víctimas mortales al año en accidentes de tráfico en todo el mundo. En un Informe de 1999, la Organización Mundial de la Salud estimaba en 1.171.000 los muertos por accidentes de tráfico en 1988 en todo el mundo y más de 20 millones de personas resultaron heridas. Los accidentes de automóvil se han convertido en la décima causa de muerte a escala mundial, y la novena amenaza para la vida humana, según el indicador de “años potenciales de vida saludable perdidos”, que utiliza la OMS para evaluar el daño global causado por una enfermedad.


En Europa, 42.000 personas pierden la vida en la carretera cada año y 1,7 millones resultan heridas. En España la situación es similar a la de los países de nuestro entorno, pues, según estadísticas del Ministerio del Interior, mas de 4.500 personas fallecen anualmente en los treinta días siguientes de sufrir un accidente, de un total de mas de 155.000 víctimas que se producen en mas de 100.000 accidentes con lesiones que se producen anualmente en las carreteras y calles españolas. Según las mismas fuentes, en la provincia de Cádiz se produjeron durante el año 2000 un total de 2.032 accidentes de tráfico con víctimas de los que 1.160 se produjeron en vías urbanas, con un total de 97 victimas mortales, once de ellas ocurridas dentro de las zonas urbanas.

Los accidentes de tráfico no solo producen perdidas de vidas humanas y un alto coste social, sino que, además, provocan un alto coste económico tal y como se reseña en el cuadro siguiente, donde, referido a España, se recoge el tipo de coste, las cantidades invertidas y la tendencia manifestada en los últimos tiempos. Se observa que además de los costes directos tanto humanos como materiales, traducibles en cantidades económicas concretas, se producen elevadísimos costes administrativos en una contrastada tendencia al alza, debido al aumento de vehículos en circulación; costes de oportunidad, entendiendo por tales los sacrificios de las alternativas abandonadas a causa de los accidentes de tráfico; gastos de rehabilitación de lesionados y los gastos hospitalarios.

Los accidentes de tráfico pueden ser prevenidos, si bien es cierto que no podemos pretender su total eliminación debido a que el error humano es su principal causa. La investigación de los accidentes de tráfico puede ayudar a la identificación de las condiciones y circunstancias que suelen estar asociadas a los accidentes.

Las cifras demuestran la importancia que tiene este fenómeno en la sociedad actual. Las infraestructuras viarias y los sistemas de seguridad de los vehículos evolucionan, pero a su vez, los conductores se sienten más seguros y aumentan su velocidad media al conducir. Pero por muy bien diseñado que esté un automóvil, si el conductor desconoce el uso correcto de los elementos de seguridad, si no está en condiciones de conducir por haber ingerido drogas o alcohol, o simplemente es imprudente, el accidente será inevitable.

Una de las principales causas de los accidentes de tráfico es el exceso de confianza. Los vehículos automóviles incorporan cada vez más elementos de seguridad, tanto activa como pasiva, como el airbag, pretensores en los cinturones de seguridad o el ABS que, indudablemente, les hacen ser más seguros. Sin embargo, al sentirse los conductores más seguros provoca una conducción más arriesgada, y así la accidentalidad no disminuye en la proporción que era de esperar. Un problema que se detecta en el fenómeno de tráfico es el gran desfase existente entre las nuevas tecnologías incorporadas a los vehículos y la escasa formación de los conductores. Los avances tecnológicos no se traducen en una reducción proporcional de los accidentes de tráfico, especialmente teniendo en cuenta que también las vías de circulación han mejorado sensiblemente en los últimos años.

También existe una gran desinformación entre los conductores sobre las ventajas reales que aportan los elementos de seguridad que incorporan sus vehículos y la forma adecuada de utilizarlos. La incorporación de la tecnología más avanzada al automóvil es altamente positiva, aunque algunos conductores utilizan estos avances de forma incorrecta. La “culpa” no es del automóvil sino que toda la responsabilidad recae en las personas, que son las que conducen y han de ser dueñas en todo momento del movimiento de sus vehículos.

Por otra parte, también es cierto que actualmente existe demasiada comodidad en la conducción de vehículos. Hoy los vehículos apenas suenan, no vibran, los asientos son cómodos y, por tanto, no se tiene la sensación de recorrer muchos kilómetros ni de ir a excesiva velocidad. Tampoco se cambian o adaptan las formas de conducir cuando se pasa de un vehículo mas seguro a otro menos seguro. La tecnología crea dependencia, porque modifica las respuestas reflejas de la persona.

Finalmente, la Seguridad Vial es uno de los aspectos de la vida en sociedad a la que se ha prestado mas atención en los últimos tiempos desde distintos estamentos de nuestra sociedad, aún cuando evidentemente de manera insuficiente. Campañas publicitarias e informativas dirigidas al público en general, las nuevas normas de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial y el endurecimiento de las sanciones han sido algunas de las medidas adoptadas para tratar de reducir el número de accidentes de circulación. Lo que se ha traducido en una mayor sensibilidad de los usuarios de las vías y de los vehículos con relación a su seguridad.